BÚSCÁNDOME LA VIDA
Terminé mi carrera como abogado en junio de 1988.
Y como siempre he sido muy echado para adelante, convencí a mi padre para que me prestara 100 mil pesetas de la época (600 euros).
Era el dinero que necesitaba para inscribirme en el Colegio de Abogados de Barcelona y empezar a trabajar como tal.
¿Pero para trabajar cómo o de qué manera?
¿Con qué experiencia?
¿De dónde iban a salir los clientes?
La colegiación me costó algo menos de 100 mil pesetas y con lo que me sobró me fui a la ferretería de al lado de mi casa y me encargué una placa dorada que decía:

Y la puse en la portería de la casa de mis padres, justo encima de los timbres.
Sin permiso de la Comunidad ni nada.
Una tarde noche de manera casi clandestina.
Cuando los vecinos se dieron cuenta ya estaba puesta y lucía la mar de bien.
Ni a mis padres se lo dije.
¡Qué loco!
Yo consideraba que daba hasta prestigio al inmueble.
Un abogado en el edificio.
¡De qué se podían quejar mis vecinos!
Bendita inocencia y atrevida juventud la mía.
Casi temeridad visto ahora con retrospectiva.
Y venga, a esperar clientes.
BÚSCÁNDOME LA VIDA SIN GOOGLE
Como pasó un mes y nadie llamaba al timbre del piso donde vivía con mis padres, me pareció que, si seguía así, iba a tardar mucho en devolverle el dinero a mi padre y aquello, no era lo previsto.
Así es que me fui a mi colegio profesional y pregunté por el Turno de Oficio.
En aquella época te inscribías, te daban unas pequeñas pautas y venga, ya estabas listo para defender a cualquier “pobre” que no podía costearse un abogado de pago.
Como no tenía ni idea qué temas se me darían mejor, me apunté a lo primero que me sonaba más llevadero: al turno de asuntos civiles y matrimoniales.
Y me llegó el primer asunto… una señora casada con un policía y con tres hijos menores que además, sufría malos tratos…
Ahí es nada…
Pero como la vida es así, cuando ya tenía ese primer asunto y no sabía por donde cogerlo… una tarde alguien llamó al timbre de mi casa y preguntó por el abogado…
Mi madre me dijo… ¡tienes una clienta y le he dicho que suba!
Tanto tiempo esperando un cliente captado vía placa y cuando se presentó, no tenía nada previsto…
Mi padre me había cedido una mesa escritorio y una silla. Podía coger otras dos sillas del comedor… por si mi clienta venía acompañada, pero…
¡Tenía mi cama en la habitación-despacho…!
Menos mal que era una especie de plegatín fácilmente desmontable.
La señora se esperó en el salón de mi casa y cuando adecenté la habitación quitando la cama, la hice pasar.
Me temblaban las piernas, la voz y hasta las ideas.
Mi segunda clienta había sufrido un accidente: un coche la había atropellado al cruzar una calle…
Ya tenía 2 “casos” y ¿ahora qué…?
Ahora, a estudiar cómo “defenderlos”.
Sin tener ni idea práctica, y sólo con lo poco que podía saber con los escasos conocimientos teóricos recibidos en la Facultad.
Y amigos… entonces no existía San Google…
Y LLEGÓ GOOGLE PARA “BUSCARTE” LA VIDA
Yo suelo decir con bastante frecuencia algo que a algunos les hace gracia y a otros, les molesta.
En especial, a aquellos conocidos a los que se lo echo en cara.
Es lo siguiente:
¡Hoy en día todo el mundo es médico y abogado o cuando menos, cree tener conocimientos de esas profesiones!
Como existe San Google que todo lo sabe, la gente consulta su problema legal o su malestar físico y ya cree saber perfectamente lo que le pasa, por qué le pasa y lo peor de todo… qué tiene que hacer para solventarlo.
Tan es así que en ocasiones alguno de mis clientes (muy pocos, la verdad, pues no me dejo escoger como abogado por cualquiera) me hace alguna observación sobre lo que se podría hacer en su asunto pues… lo ha leído en Internet consultando al Santo que todo lo sabe.
En definitiva, que San Google hoy en día se ha vuelto imprescindible…
¡Para todo el mundo!
¿Qué sería de nuestras vidas sin su existencia?
Estaríamos desamparados y huérfanos.
San Google es uno de los santos más venerados y por eso todo el mundo le tiene mucha devoción.
Tengo entendido que cada año Google publica las búsquedas más absurdas e increíbles y que leerlas es divertidísimo.
La gente pregunta o consulta las cosas más variopintas, increíbles, originales o absurdas que puedan imaginarse: 45 busquedas mas raras en Google
Es sin duda, una herramienta utilísima y poderosísima…
Ello explica su éxito como empresa y su total omnipresencia en nuestra vida en todos sus órdenes.
Google es más poderoso que el 80% de los Estados del mundo.
Su motor de búsqueda es fantástico para la obtención de información, sabiéndola usar bien.
A los abogados, nos ahorra cientos de horas al año antes dedicadas a ir a una biblioteca jurídica en la Facultad de Derecho o en el Colegio de Abogados.
Como tuve que hacer yo para encontrar algo de luz en los 2 primeros “casos” que he contado.
La gente busca en Google sitios para comer; lugares para ligar; empleos para trabajar; actividades para divertirse; comprar; vender; cambiar y desbarrar…
Pero sobre todo, las personas buscamos a otras personas para que nos ayuden a encontrar solución a un problema, a un conflicto, a una necesidad, colmar un deseo… en definitiva, una información con la que poder decidir, elegir o escoger realizar algo.
Muchas cosas.
Cualquier cosa.
Las cosas más inverosímiles muchas veces.
Prácticamente, TODO.
Es decir, Google, es un buscador que satisface necesidades de cualquier tipo y naturaleza, pero NECESIDADES humanas al fin y al cabo.
PACO Y SU BÚSQUEDA EN GOOGLE
Y ahora voy a contar lo que una noche de verano al filo de las 11 me pasó con mi amigo Paco.
Me llamó y literalmente me dijo que necesitaba salir de casa, verme y emborracharse.
Vivíamos cerca y yo estaba soltero en esa época.
Así es que quedamos y nos vimos.
–¡No aguanto más, Juan! me adelantó por teléfono
Nada más llegar al bar donde habíamos quedado me dijo.
-Hasta aquí he llegado por los niños.
-Juan, me juré a mi mismo que, aunque tuviese que vivir fingiendo, aguantaría hasta que mis hijos fuesen mayores.
-¡Pero no puedo seguir así ni un minuto más!
-No puedo. Lo reconozco, he fracasado.
-No debería haberme casado. No sirvo ni como marido, ni como padre, Juan.
-Sólo quiero hacerlo bien y que nadie lo pase mal.
-Mis hijos son todavía pequeños y deseo lo mejor para ellos. Pero mi mujer es de armas tomar, Juan.
-Se lo he comentado ya a ella y le he pedido por favor que en ese sentido lo hagamos bien, por ellos, por los niños.
-Le he dicho que mi idea es que ella siga viviendo en el piso y yo me alquile uno cerca, muy cerca… y asi pueda ver a mis hijos todos los días.
-¿Y sabes lo que soltó mi mujer, Juan?
–¿Quéeee, todos los días? ¡¡¡Jajaja!!!… Tú – lo – vas – a – flipar, Pa-co.
–Y Juan, arqueó las cejas y puso esa cara de bicho malo y retorcido que pone cuando sabe que me siento acorralado e indefenso ante su posición agresiva.
–Juan tío, tú eres mi amigo y abogado. Me tienes que ayudar, tío.
-Conoces lo suficiente a Asun y sabes cómo se las gasta.
-Como se ponga burra y se va a poner, voy a tragar alquitrán.
-¿Qué hago Juan? Tío, necesito que me ayudes.
-Hostias, Paco que mal me sabe tío. ¿De verdad estáis tan mal…?
… sólo atiné a decirle yo.
-¿De verdad que no tiene solución lo vuestro, Paco…?
–Mira Paco que un divorcio es una de las cosas más jodidas de la vida…
-¡Que no Juan, que no, coño! Que esto no tiene arreglo. ¡Que hace casi 2 años que ni dormimos juntos, joder!
-Que no puedo más. Que me estoy pudriendo por dentro, Juan.
-Joder, Paco pero es que yo no te puedo ayudar.
-No tengo ni p*ta idea de matrimonial. El último divorcio que llevé fue mi primer asunto y lo pasé tan mal que me dije que nunca más en la vida…
–¡Joder Juan pero tú tienes amigos y conocerás algún abogado bueno que me ayude!
–Hostias Paco, tío pues la verdad es que no. Que abogados matrimonialistas no conozco a ninguno.
-Bueno sí, al que me divorció a mi, pero no te lo recomiendo. No salió la cosa del todo bien.
En ese mismo instante los dos nos quedamos mirando su móvil que estaba encima de la mesa junto a las cervezas.
Eran ya las 12 de la noche y Paco estaba desesperado…
Espera, vamos a buscar “abogado matrimonial Barcelona”, tecleé buscando la respuesta de San Google…
SAN GOOGLE BUSCA Y ENCUENTRA… LO QUE HAY
Paco necesitaba al mejor abogado de Barcelona.
No el mejor abogado en general.
Necesitaba el mejor abogado, especializado en custodia compartida…
Sus hijos eran la razón de su vida y no estaba dispuesto a perderlos.
Paco sabía que su mujer iba a hacer de todo por “machacarle” con ese tema…
Y yo haría lo posible por ayudar a mi amigo Paco.
A encontrar un abogado.
Un buen abogado.
Un pedazo de profesional acostumbrado a tratar esos temas, con mucha empatía hacia los padres como Paco y sobre todo, más que empatía, con experiencia real…
Pero no lo encontré o desde luego, los mensajes y contenidos de las webs a las que accedí para ayudarle a encontrarlo no transmitían nada de eso.
¡Para nada!
– Se limitaban a decir que eran abogados matrimonialistas (¡gracias no lo sabía!)
– Que tenían mucha experiencia y que sabían mucho porque habían hecho un master online en el colegio, que ahora se lleva mucho…
– Porque habían llevado muchos casos y porque hacía ya tropecientos años que trabajan de abogados…
– Y porque eran muy profesionales y muy rápidos y porque eran los más mejores de los abogados…
… y bla y bla y bla…y ¡blablablablabla!
¡Ah, y que estaban cerca!
En Barcelona.
Cojonudo.
¡Alucinante, decepcionante, desesperante, frustrante, delirante, descorazonante, desilusionante…!
Casi como yo 30 años atrás quitando la cama de mi habitación-despacho para recibir a mi segunda clienta, pero entonces sin San Google y sólo con captación de cliente “por placa”.
Visto lo visto, mi placa vendía prácticamente igual que hoy la mayoría de los abogados con sus webs.
Hay un adagio que proclama que si lo que dices lo dices mal, es preferible que digas poco.
Por lo menos dirás menos tonterías.
Por eso mi placa sólo decía:
“Juan Perán
ABOGADO”
Pues eso.
¿Qué más podía decir si no tenía j*dida idea en aquél entonces?
Y lo digo y lo sé, porque soy abogado y algo conozco de la forma de explicarse y hacerse entender mis colegas abogados.
Y ahora voy a ser brutalmente sincero.
Los abogados venden tan mal, tan mal sus ideas que si ganan pleitos, es porque alguien tiene que ganarlos cuando se enfrentan 2 de similares capacidades.
Lo siento.
Así lo veo.
En definitiva.
Fui incapaz de ayudar aquella noche a mi amigo Paco a encontrar un abogado en la red que dijera algo que él necesitaba leer.
Un profesional que le transmitiese un mínimo de tranquilidad o confianza.
Imposible con aquellos mensajes que todos tenían en sus webs.
¡No lo encontré!
No porque no existiese.
Por supuesto que hay excelentes abogados matrimonialistas en Barcelona y el resto de España.
No lo encontré porque los que lo son (excelentes digo) o no están en la red vendiendo sus servicios, (quizá son tan buenos que no necesitan ese canal de captación de negocio, pues ya tienen clientes de sobra…)
O porque estando, tienen webs tan cutres y tan absolutamente inútiles que mi amigo Paco no pudo leer en ninguna de ellas algún mensaje con el que sintiera y pudiera exclamar:
– ¡Hostias! este tío se nota que entiende qué me está pasando a mi!
– ¡Este me va a poder ayudar, jodeeeeer!
– Un abogado que dice esto, se nota que sabe cómo me siento y me va a defender cojonudamente bien.
– Este es el tío que yo necesito pa´poner a la Asun en su sitio.
– Se nota claramente que sabe cómo va esto y por donde estoy atravesando.
– ¡Sí!
– ¡Rotundamente sí!
– Este tío siento que me va a ayudar y me va a defender como alguien como yo necesita que le ayuden a hacer frente a la arpía de mi mujer.
(Ojo, también hay hombres “arpíos”).
Que nadie se subleve.
Me limito a contar la historia de mi amigo Paco.
Sigo con él:
POR MUCHO QUE BUSQUES EN GOOGLE NO ENCONTRARÁS LO QUE NO EXISTE
– ¡Coño que son mis hijos, también!
– Que ellos son lo más importante para mí, Juan.
– Que no voy a dejar de verlos ¡por muy mala p*ta que sea su madre!
Lo siento.
Mi amigo Paco es albañil y un poco bruto, pero es buenísima persona.
Yo me he limitado a reproducir el exabrupto que soltó sólo por preservar la literalidad y lo fidedigno del relato…
En definitiva, que la mayoría de abogados en sus webs dicen “tontadas”, obviedades o directamente, ca-ra-ja-das que no interesan absolutamente a nadie.
Yo, siendo abogado, si busco un abogado para lo que le pasaba a mi amigo Paco, no quiero sólo un buen abogado.
Eso se presume.
Como el valor en la mili.
Yo quiero un abogado que me entienda y que sepa por dónde estoy pasando.
Que tenga empatía conmigo y en quien pueda confiar porque leo en su web que sabe como me siento y sienta yo, que va a luchar en la defensa de mi caso como si fuera él, el padre de mis hijos.
Bueno, quizá no tanto.
Pero un poco así.
Es decir, que yo sienta que él entiende por dónde estoy yo pasando.
¡Coño!
¿Es eso tan difícil?
A la vista de las webs de abogados y los mensajes que en ellas se pueden leer…
¡Pues sí!
Bastante.
Mucho.
Demasiado.
Incomprensiblemente, así es.
Os invito a probarlo y teclear en Google: “abogado matrimonialista Barcelona”.
Y me dejáis vuestros comentarios, aquí abajo al acabar de leer el post.
En definitiva, que aquella noche no pude ayudar a mi amigo Paco a buscar y al menos, seleccionar a algún abogado que él sintiera que podía defenderle bien en lo suyo.
– ¿Es posible Juan que no hayamos conseguido encontrar al abogado que necesito para poder ver a mis hijos…?
– Tranquilo Paco, no te sulfures más.
– Vamos a tomarnos otra cerveza, Paco, amigo mío.
– Mañana haré yo unas llamadas a otros colegas y seguro que te encuentro al tío perfecto para meter en cintura a la Asun.
Amigos y colegas abogados, la reflexión es muy intensa y profunda.
¿Cómo es posible que esto pueda estar ocurriendo en el momento actual?
Alguien desesperado una noche de verano que no puede encontrar a través de San Google, lo que está necesitando.
En San Google donde la gente pregunta y encuentra cosas tan absurdas, curiosas o sorprendentes como:
¿Por qué me casé? (40.500 búsquedas en un mes).
¿Cómo ganar la lotería? (50.000).
¿Por qué lo hombres tienen pezones? (20.000).
¿Cómo reparar un corazón roto? (10.500)
¿Cuánto mide Pablo Motos? (12.580) o,
¿Cómo esconder un cadáver?… (más de 1.000 personas al mes).
Y la mejor de todas: 25.000.000 de cracks escriben “Google” en el buscador de “Google” cada mes… ¡buscando a Google!
¡¡¡JAJAJAJAJAJAJA!!!
Y sin embargo Paco, no logró acceder a ningún abogado al que él sintiera que podía confiarle “lo suyo”.
Paco no pudo ni puede hoy todavía encontrar al que él sienta como mejor abogado para su causa…
Con un teléfono o un mail al que escribir para llamarle a primera hora del día siguiente.
Para sentir un poco de esperanza al menos con lo leído en una web pues, como me decía Paco, la angustia en esos momentos le estaba matando por dentro…
Escuchadme, colegas abogados.
Es muy probable que vuestros posibles clientes no estén tan desesperados como mi buen amigo Paco lo estuvo aquel verano.
Pero una cosa os digo.
Lo que es una evidencia es que con las webs que tenéis van a llegar a vosotros tantos clientes como me llegaron a mí con la placa dorada en el portal de la escalera de mis padres.
Es decir, 3.
3.
Exactamente 3 en más de un año y dos de ellos mejor habría sido que jamás se hubieran fijado en la placa…
Colegas…
¡Que os están buscando / necesitando en San Google!
Que hay gente desesperada buscando vuestros servicios.
PRESTAS SERVICIOS PARA SOLUCIONAR LAS NECESIDADES DE LOS QUE TE BUSCAN
No para saber que eres abogado y que lo eres hace 20 años.
Y que como eres abogado llevas pleitos y escribes demandas.
Que vas al Juzgado y que te pones un ropón negro que se llama toga.
Todo eso le importa un icono sonriente con ojitos y color marrón de whatsapp al que entra en tu web, amigo mío.
Estás perdiendo el tiempo y oportunidades a mansalva.
O sea, clientes
Y autoridad
Y prestigio.
Y reconocimiento.
Y negocio.
Y dinero.
Mucho dinero.
Que todo el mundo está en la red y que todo el mundo la consulta a millones a diario a través de San Google.
Para muchísimas cosas.
Hasta para saber de qué manera se puede atar mejor el cordón de las zapatillas de manera que le resulte más aerodinámico correr en la carrera de su pueblo.
Que el mundo está lleno de Paco´s desesperados que al filo de la medianoche de una noche de verano con un calor de los que soliviantan las pasiones y en compañía de un buen amigo y unas cuantas cervezas, se tira en picado a su móvil y busca a un abogado que le diga a través de su web lo que los Paco´s de turno, esparcidos por todo el mundo y machacados por sus “Asuns”, necesitan oír para sentir alivio a sus penas.
Sí, justo eso.
Lo que los Paco´s NECESITAN LEER.
Y para leerlo necesitan que tú, lo tengas escrito.
Bien escrito.
¡For the Paco´s on the world!
No lo que los abogados con machacona y lamentable costumbre se dedican a escribir en sus webs.
Que si son abogados.
Que si llevan muchos años siendo abogados.
Y que si llevan pleitos civiles.
O penales.
O laborales.
O multas de tráfico.
Y ya.
¡Y ya más na!.
Y se quedan “más anchos que panchos” los titis y encantados de haberse conocido a sí mismos.
Y mientras, la gente consultando, buscando e indagando en Google cómo copulan los caimanes en el rio Nilo o cómo se les extrae el veneno al sapo incilius alvarius que utilizan como sustancia alucinógena para pillarse un buen colocón que te deja 3 días flotando y sin saber quién eres pero en la gloria.
Internet es el cielo de la información que sirve para satisfacer NECESIDADES
TODOS BUSCAMOS EN GOOGLE COLMAR NECESIDADES HUMANAS
Y San Google es el santo que nos permite acceder a las verdades del cielo.
Sin embargo, los abogados siguen como en el siglo XIX anclados en sus formas, maneras, escritos, togas y rimbombantes expresiones que pocos entienden y a casi nadie interesan.
Amigos abogados estamos en el siglo XXI (sí, el palito se ha movido) y en la era pandémica.
Sí coño, la era pandémica.
Esa misma.
La que nos ha tenido confinados y confitados como sardinas en lata a más de 3.000 millones de seres humanos más de 3 meses sin poder salir al mundo real y que sólo podía acceder al cielo de Internet por la intercesión del Santo Google.
Y os digo una cosa colegas…
Y los “confines” que vendrán…
Y sin embargo, los abogados con sus webs-placas informativas que parecen folletos y que poco más o menos sirven como mi reluciente placa dorada que con más temeridad que candidez o más ignorancia que vergüenza clavé en una pared en 1988 y que me sólo me reportó tres clientes y de ellos, sólo 1 me pagó.
Despertad amigos o la era digital y pandémica os arrastrará hasta sumergiros de nuevo en el siglo XIX.
Pero ojo, sed conscientes de una vez por todas de que ya han pasado 20 años desde el siglo 20 y que estamos en el 2020 y que la revolución digital es…
¡IMPARABLE!
Todos los días, gente con dinero en el bolsillo busca a profesionales para encontrar a alguien que le ayude a hacer aquello que necesita.
Poner a su sitio a la Asun de turno.
Comprar un restaurante.
Encontrar pareja.
¡Saber como esconder un cadáver!
Yo que sé.
Trillones de cosas.
En serio, todo el mundo busca en San Google.
Los pobres y los ricos.
Sí, c * ño, la gente con pasta también busca en San Google.
SI TE ESTAN BUSCANDO EN GOOGLE HAZ QUE TE ENCUENTREN
Date pues la oportunidad de aparecer y cuéntales tu rollo pero bien contado porque… te digo una cosa que tú, es evidente que no has entendido todavía.
Cuenta bien en qué puedes AYUDAR a la gente con tu servicio
Porque hay millones de personas que lo buscan.
Lo quieren leer.
Lo necesitan escuchar.
Y lo van a comprender…
Pero solo…
¡Si lo cuentas bien!
Como padre que soy, si estuviese desesperado por salvar la custodia de mis hijos, sería capaz de leer todo cuanto alguien con experiencia me escribiese en su web.
Me vería sus vídeos.
Sus casos de éxito.
Leería sus consejos… todo, todo, ¡todo!
Absolutamente todo, con toda mi atención.
Con paciencia franciscana.
Con devoción.
Como la que la gente le profesa a San Google.
Te puedo asegurar que devoraría su web buscando solucionar mis problemas y sintiendo alivio al leer que me comprenden.
Lo haría con las ganas que siente alguien con mucha “hambre” de encontrar a alguien, que entienda bien el motivo de su “hambre”.
Todos los días hay gente que te BUSCA.
No les defraudes y muestrales el profesional que eres.
El que ellos quieren encontrar y están necesitando.
A cualquier hora.
De cualquier día.
365 días al año
24 horas.
En tu web.
Siempre abierta y siempre diciendo bien dicho:
- Qué haces
- Qué solucionas
- Quién eres
- Y por qué eres quien va a solucionar divinamente bien el problema de los Paco´s del mundo.
Si quieres saber cómo pasar de tener una placa dorada como abogado modelo 1988, a volar con una web interactiva del padémico siglo XXI que te ayude a captar clientes ideales para ti y para los que tú seas además, el abogado perfecto porque satisfaces con confianza sus necesidades, no dejes de ponerte en contacto con nosotros en:
Porque recuerda que San Google es hoy el santo más “devocionado”
No en vano uno de sus fundadores ya dejó dicho hace varios años:
“Queremos que Google sea la tercera mitad de tu cerebro”. (Serguéy Brin).
Mis queridos lectores en general y abogados en particular, me encantará recibir vuestras quejas, críticas y comentarios más abajo.
Gracias, colegas.
Juan, eres un crack! Felicidades! Redacción de frases cortas y entusiastas! Uaua! proviniendo de un abogado hasta sorprende!
Yo tb estudié derecho. No ejercí. Me gustaba escribir y no ha sido hasta muchos años después que me he lanzado a hacerlo.
Cuando arranque mi web te tendré presente… ahorahe iniciado un blog, un paso en el camino de mostrarme.
Insisto en mis felicitacions y deseo que tengas mucho éxito. Seguro que ya lo tienes.
Muchas gracias por tu comentario, Tundra. : )
Es muy satisfactorio comprobar que valoras el servicio que ofrecemos: escribir textos que «enganchen» al lector, amenicen y capten su atención.
Tienes razón en tu observación: los abogados hablamos y escribimos en exceso. En los tiempos de Internet hay que ser más concisos.
Estaremos encantados de ayudarte en lo que necesites cuando pongas en marcha tu web. ¡Cuenta con ello!
Por el momento puedes ponernos aquí la dirección de tu blog. Estoy convencido de que será un placer leerte.
Muchas gracias de nuevo por tus deseos.